El búfalo salvaje

Si los sellados por Dios supieran el poder que tienen, jamás lamentarían sus problemas. En vez de quedarse alimentando su fuerza, úsela para la gloria de Su Señor, pues nacemos de Dios y fuimos sellados con Su poder...


Si el búfalo tuviera conciencia de su fuerza, no se sometería a trabajos forzados. Lo mismo sucede en relación a los sellados con el Espíritu Santo. Si ellos supieran el poder que tienen, jamás lamentarían sus problemas.
El pueblo de Israel era esclavo en Egipto. Sus fuerzas se habían agotado y él estaba muy debilitado; pero al librarlo de los tiranos egipcios, Dios le dio la fuerza del búfalo salvaje.
Los que reciben el sello divino deben saber que ese poder no les fue concedido para hablar en lenguas, sino para conquistar a las “naciones paganas” que viven a su alrededor diariamente. En vez de quedarse alimentando su fuerza, úsela para la gloria de su Señor, pues nacemos de Dios y fuimos sellados con Su poder. Por lo tanto, vivamos exclusivamente para servirlo con más eficiencia.
Ocupe su mente en conquistar para la gloria del Señor, a quien pertenece. Las demás cosas, como casamiento, familia, éxito económico, etc. vendrán de forma natural.
Nunca permita que su corazón sea oprimido con preocupaciones de este mundo, porque el diablo sabe aprovecharse de esa debilidad humana. En vez de eso, vamos hacia el objetivo mayor: ganar almas.
Sepa que ganar almas es hacer la obra de Dios; pero no siempre hacer la obra de Dios es ganar almas. ¡Cuidado! No permita que su fuerza sea amarrada y controlada por el mal. “Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco” (Salmos 92:10).
Dios los bendiga a todos.

Bispo Macedo (Arca Universal)